Guns n’ Roses en Madrid

Soy consciente de que este blog en ocasiones es demasiado ecléctico: trata sobre temáticas demasiado diversas, de modo que ciertos post pueden alejarse del interés de los visitantes más fieles del mismo, que buscan temas relacionados con la escuela.

Pero este blog también cumple la función de servirme como válvula de escape, como medio de expresión catártico,  como baúl de sastre en el que puedo guardar lo que me apetezca.

De modo que, si no te interesan los Guns n’ Roses, es muy posible que no te interese este artículo, con lo que puedes ir pensando ya en dedicar tu tiempo a cosas más interesantes.

El caso es que el sábado pasado fui a Madrid a cumplir uno de mis sueños: ver a Guns n’ Roses en directo.

Y he de reconocer que fui como todo el que se acerca a este grupo en su nueva época, con escepticismo.

A todos los seguidores de los Guns nos cuesta aceptar la ausencia de Slash.

Y yo he de reconocer que venero a Slash, él siempre ha sido mi referente como guitarrista y siempre he querido tocar como él.

El otro día, sin ir más lejos, me indigné al leer en una «enciclopedia» sobre los guitarristas más relevantes de la historia del rock cómo se ponía en entredicho la aportación de el guitarrista de la chistera a la historia del instrumento de las seis cuerdas.

Quizá no se trate del guitarrista más rápido, más técnico, más innovador o más limpio. Pero cuando hablamos de algo tan difícil de definir como el feeling, el estilo, Slash está en lo más alto.

Un solo de Slash es reconocible desde la primera nota.

Dicho esto, como os podéis imaginar, muchos eran mis recelos cuando me dirigía al concierto (en el coche de mi gran amigo de toda la vida, Edu, y después de algunos contratiempos de los que nos reiremos cuando recordemos esta aventura).

Y no solo por la ausencia de Slash, también dudaba del grado de motivación de Axl Rose. Pero lo que más me preocupaba era no encontrarme con unos Guns n’ Roses, y es que el nombre pesa lo suyo.

Pues en definitiva, he de decir que mis temores se desvanecieron cuando empezó a sonar Wellcome to the jungle. Vi a un Axl entregado, hasta diría que simpático, un una excelente voz, como la de siempre, y vi a un grupo soberbio, que se desenvolvía en el escenario con maestría.

Axl ha sido listo y respetuoso. Ha sido listo buscándose a tres auténticos maestros de la guitarra para que no notemos la ausencia de Slash en el aspecto técnico. Tres guitarristas muy distintos, pero de una compenetración que rozaba el siamesismo (ya sé que esta palabra no existe, pero es la más adecuada para definir lo que quiero decir). Y ha sido respetuoso al preservar el legado de Slash en los solos, sonando las canciones como quedaron para la posteridad en el estudio de grabación.

Por otro lado, hay que destacar que uno de los guitarristas (curiosamente ataviado con chistera) era un auténtico showman, metiéndose al público en el bolsillo, con lo que ese otro aspecto que Slash dominaba a la perfección, quedó cubierto.

En definitiva, espectáculo generoso (calculo que duró tres horas) en el que las canciones nuevas no desentonaban con las clásicas.

Eduardo, antes de comenzar el concierto me dijo que Axl y Slash cualquier día se reunirían y yo le quise creer.

Pero después de visto el concierto, creo que Axl no necesita a Slash, del mismo modo en el que Slash no necesita a Axl. Espero equivocarme.

Si Axl es listo, intentará consolidar esta formación de los Guns n’ Roses hasta convertirla en una formación clásica. De lo contrario, nos encontraríamos con una Axl’s Big  Band predestinada al olvido.

P.D. : Como homenaje a Slash, pinchad aquí para ver una auténtica belleza.

Y si os podéis permitir el capricho, la podéis comprar aquí.

~ por Orts en 11 octubre 2010.